De Norte a Sur Opinión

Un responso para un presidente muerto

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27 julio, 2016 @ 7:38 pm

Un responso para un presidente muerto

Noé Israel B

AmbrosioNo es que el gobierno de Ciudad Altamirano se encuentre sin pies ni cabeza sino que difícilmente otro presidente tendrá el valor civil de señalar y denunciar a los enemigos de la sociedad: al capo, a sus lugartenientes y a sus personeros. Desde las campañas para las elecciones municipales se avistaba que Ambrosio Soto Duarte era el único candidato que podría hacerle frente a la mafia. Por su personalidad y porque su familia había sufrido varios secuestros. Aun así no dejó de causar asombro la denuncia clara y directa que hizo luego de tomar el cargo. Su anhelo, tan sencillo y puro, era que funcionarios del gobierno federal voltearan a ver a la Tierra Caliente del Balsas, que se “compadecieran” para acabar con dos lustros de violencia e impunidad. Pedirle a Soto Duarte que callara o que moderara sus palabras es tan absurdo y despreciable como el silencio complaciente que han tenido los anteriores presidentes y como la pusilanimidad del gobernador Héctor Astudillo Flores. Ya sabía que a los civitas altamiranenses los caracteriza no hablar de cosas que comprometen no tanto por la loable discreción sino por ser nulos entes sociales. Actualmente, aunque estamos al tanto de las nuevas tecnologías, vivimos una ignorancia propia de los periodos más oscuros y opresivos del hombre y que recuerda a una etapa de insuficiencia mental.

Con la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa pensé que el gobierno barrería con los capos del Estado. Era una excelente oportunidad para que el presidente Enrique Peña Nieto volteara a ver las regiones asoladas por los capos y ordenara sus respectivas capturas. No ocurrió así. Con la muerte de Ambrosio Soto Duarte se espera la investigación y la captura del capo que lo mandó matar. De los recursos e inteligencia que se gastó para capturar al Chapo Guzmán, estoy seguro que no se gastaría ni la décima parte para capturar al capo y sus lugartenientes que asolan nuestra región. Si no ocurre así, si el caso es enterrado se creería la vox populi: que los jefes de la maña son los peces gordos del gobierno.

El tomarse un problema social como algo personal, como debe ser un gobernante auténtico y de raza, y morir por ese motivo, aunque es una palabra que hoy en día no tiene buena fama, convirtió a Ambrosio Soto Duarte en un mártir. Merece nuestro respeto y la discreta murmuración. ¿Temerario? Sí, como su viaje por esa boca de león, el tramo Huetamo-San Lucas-Riva Palacio que yo creo que él no ignoraba que estuviera a merced por decenas de vigías. Pero ya después de su muerte, que despeja y desnuda todo, se merece el epíteto de valiente.

Vida rara la de nuestro malogrado presidente en esta tierra donde es cosa de admiración ver el prurito de sus habitantes por hacerse de dinero y con qué esmero lo cuidan, pero para involucrarse en, ya no digamos cosas para enaltecer el espíritu, sino en hechos para construir una buena patria chica, no le dedican un ápice de esfuerzo.

ambroxGran honor recibió esta tierra al cambiársele la toponimia de Pungarabato por el apellido del fundador de la literatura de nuestro país, y uno de los hombres constructores de nuestra patria. Pero está lejos de ser una ciudad si nos atenemos de que una ciudad para serlo siquiera un puñado de ciudadanos deberían ser cultos. Si ocurriese el cataclismo que le diera fin a la vida de sus habitantes, aparte de humear la ignominia, no quedaría gran cosa para ser recordada por los hombres que llegasen a esta tierra. Esto lo traigo a cuento porque platicando con un amigo le dije de modo pueril, pero sinceramente, que el centro cultural recién inaugurado bien puede cambiársele el nombre de Arturo Villela por Ambrosio Soto Duarte. Pueril porque la historia le dará su lugar al extinto presidente. Mi amigo, que está a las vivas de todo, me dijo que no estaba de acuerdo porque Soto Duarte no tenía nada que ver con la cultura. Es cierto, pero después de un cataclismo, o dentro de cien años, acaso algunos versos de Emiliano Hernández y la valentía de Ambrosio Soto Duarte nos sobrevivirá.

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Un comentario
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    Chlakaram

    Después de 15 años de desviar recursos que querías??? no llegaba la ayuda a los pueblos, y la gente muriéndose de hambre.

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